Consejos para una mejor ducha
Sal de la ducha con una piel suave, tersa y brillante siguiendo estos sencillos trucos…
Comprueba la temperatura del agua
Antes de entrar en la ducha, deja correr el agua un poco para comprobar que la temperatura sea la adecuada. Procura que el agua esté tibia, ya que el agua caliente puede resecar la piel y dejarla enrojecida e irritada.
Evita los accesorios en los que puedan acumularse bacterias
¿Sueles usar esponjas naturales o artificiales en la ducha? Pues cuanto antes te deshagas de ellas, mejor. Este tipo de accesorios pueden albergar bacterias, moho y hongos que podrían pasar a tu piel. Trata de evitar usarlas o cámbialas con cierta frecuencia (al menos una vez al mes).
Lávate la cara en el lavabo
Muchos dermatólogos aconsejan lavarse la cara una vez fuera de la ducha. ¿Por qué? Usar una temperatura ligeramente diferente podría ser beneficioso. Empieza por aplicar el producto de limpieza que tú elijas sobre la piel con agua templada, ya que abrirá los poros y hará que penetre mejor en la piel. Una vez hayas extendido el producto, aclárate con agua fría para cerrar los poros y evitar que penetren las bacterias.
Exfóliate con suavidad una o dos veces por semana
Una exfoliación suave elimina las células muertas de la superficie de la piel y permite que aflore la piel nueva. Esto hace que la piel quede más suave, brillante y luminosa. Puedes hacerlo en la ducha con un gel de ducha exfoliante suave. Si te gusta usar un guante para hacerlo, no te pases, ya que esto podría irritar tu piel y despojarla de sus aceites esenciales. Una o dos veces por semana bastarán para dejar tu piel hidratada y radiante.